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Reiki, Curar con Nuestras Manos
Hace algún tiempo, supe que algunas personas usaban sus manos para sanar o aliviar malestares; una técnica japonesa conocida como Reiki( 霊気). Se trata de una técnica muy suave y relajante, donde el contacto físico es mínimo o inexistente del todo, en el cual se entiende que el “ki” o energía universal se transmite de una persona a otra para ayudarle en su curación. A su vez, hay una palabra japonesa, “teate”, que significa atender a los enfermos . El kanji “te” 手, significa mano y la lectura “ate” del kanji 当, que significa poner ( 手当、てあて)、意味: (━する) けがや病気などの処置を施すこと。また、その処置。
Esto me llevó a una curiosidad sobre el tema, la cual me ha llevado a ver videos y leer artículos de practicantes que relatan su experiencia. Compartiendo la práctica del reiki como algo natural del ser humano que trae más beneficios de lo que se le suele atribuir.
El día 25 de mayo de 2018, experimente algo muy especial. Fue un día antes que mi esposo logro dejar de fumar.
En esa fecha, mi esposo tenía 69 años de edad, de los cuales llevaba fumando tabaco 50 años. Solía consumir una cajetilla de cigarrillos en el lapso de un día y medio. Dentro de sus peculiaridades, en esa época mi esposo usaba bicarbonato para combatir el dolor de muelas, además de usarlo para cepillarse los dientes. Mi esposo dice que usaba una cantidad mínima de bicarbonato, pero a mi parecer era mucho.
Ese día, 25 de mayo de 2018, reunido con nuestro vecino a la hora del café se sentaron a platicar en la terraza de nuestra casa. Les ofrecí una taza de café y postres para acompañarlo. Fumó un par cigarrillos en el transcurso de dos horas. Mas tarde comimos como solemos hacer al medio día, nada fuera de lo común. Fiel a su costumbre, tomó su siesta después de comer. Después de su siesta me comentó que no pudo dormir ya que tenía dolor estomacal. Durante toda la tarde sufrió fuertes dolores, y a la hora de cenar tomó un tazón de arroz blanco con agua caliente (un platillo japonés llamado Okayu), quizás unos gajos de manzana y una taza de infusión de manzanilla. Como el dolor no cedía, se retiró a la cama más temprano de lo que acostumbraba.
En esa época, yo tenía la costumbre de poner mis manos sobre mi vientre a la hora de dormir, especialmente en la zona del estómago. Le dije a mi esposo que le iba a pasar mi energía que sientía en mis manos. Froté mis manos sobre su estomago durante un largo rato, y después le dí un masaje en la espalda. No recuerdo su reacción en ese preciso momento, pero nos dormimos. Al día siguiente, mi esposo me comentó que durmió bien durante toda la noche y que no le dolió más el estómago.
El 26 de mayo de 2018, en la mañana, mi esposo sacó los cigarrillos que quedaban en la cajetilla, y los destruyó junto a otra cajetilla que tenía sin abrir. A partir de ese día, y hasta la fecha (24 de septiembre del 2021) ya no ha vuelto a fumar. Sigue con su costumbre de tomar una taza de café diario, y dejó de usar bicarbonato.