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La oscura historia de los campos de concentración en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial

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El episodio histórico de la Segunda Guerra Mundial en el que los japoneses-estadounidenses fueron internados en campos de concentración en Estados Unidos es una historia oscura y triste de discriminación y prejuicio. Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de los Estados Unidos internó a más de 120,000 japoneses y sus decendientes, incluyendo hombres, mujeres y niños, en campos de concentración en todo el país.

En 1941, los Estados Unidos entraron en guerra con Japón y, posteriormente, muchos ciudadanos estadounidenses de ascendencia japonesa fueron sometidos a discriminación y trato injusto. A pesar de que muchos japoneses-estadounidenses no tenían ninguna relación con el ataque y eran ciudadanos leales de los Estados Unidos, fueron etiquetados como enemigos y considerados una posible amenaza. Incluso si se tratase de ciudadanos japoneses, no existía justificación social ni legal para dicha acción; que fue percibida aun más grave posteriormente, considerando el contrastante trato que hubo con la población alemana e italiana en Estados Unidos durante ese mismo período. La connotación social fue que las personas de origen alemán e italiano eran de raza blanca, por lo mismo sería incorrecto tratarlas de este modo, mientras que las personas de origen japonés eran consideradas racialmente inferiores.

En febrero de 1942, el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, firmó la Orden Ejecutiva 9066, que autorizó la internación de los japoneses y sus decendientes en campos de concentración. Se les confiscaron sus bienes, se les obligó a vender sus hogares y pertenencias y se les trasladó a campos de internamiento en lugares remotos y desérticos.

En los campos de concentración, las condiciones eran terribles. Las familias estaban hacinadas en barracas de madera y se les daba una cantidad mínima de alimentos. Las condiciones de vida eran duras y las enfermedades eran comunes debido a la falta de higiene y atención médica. Los prisioneros en estos campos de concentración tuvieron que soportar el clima extremo, la falta de privacidad y la humillación.

Los campos de internamiento finalmente se cerraron en 1945 después de que Japón se rindió en la Segunda Guerra Mundial.

En la actualidad, el episodio de estos campos de concentración es considerado una vergüenza en la historia de los Estados Unidos. Y aunque el gobierno de los Estados Unidos se disculpó oficialmente por la internación de los japoneses-estadounidenses en 1988 (aunque no se disculpo por encarcelar ilegalmente a ciudadanos japoneses en Estados Unidos) y les otorgó una compensación económica, la gravedad de sus actos y falta de exposición del hecho histórico, son causa de indignación en grandes sectores de la población.

Es importante recordar este episodio de la historia para asegurarnos de que nunca se repita. La discriminación y el prejuicio son peligrosos y nunca deben ser tolerados. La diversidad y la inclusión son valores fundamentales de nuestra sociedad y debemos trabajar juntos para defenderlos.