Your cart is currently empty!
JINEN – Filosofía De VIDA Ecológica En JAPON
En esta ocasión les queremos dar un toque ecológico verde si ustedes han sentido ese llamado de ser un poquito más ambientalista, ecologista, probablemente les podemos ayudar a tener más ideas, o inclusive a ir un poco más lejos de lo que normalmente se conoce. Y es que de lo que les queremos hablar es del Jinen.
Jinen es un concepto japonés que se refiere a vivir como naturaleza, o sea vivir como parte de la naturaleza. Probablemente se han percatado que actualmente nos están recalcando que vivimos con la naturaleza, en pocas palabras, que somos superiores a la naturaleza, la podemos hacer y deshacer como queramos, tenemos que dominar la naturaleza para seguir creciendo.
Sin duda en los años recientes, ha mejorado un poco el concepto de la sociedad sobre nuestra posición en la naturaleza y de cómo la utilizamos, pasó de “hay que dominarla, hay que cambiarla, hay que transformarla”, a decir ahora “hay que vivir con la naturaleza, hay que aprender a convivir con la naturaleza”. Y no está mal, es una mejora entre destruirla, dominarla, a convivir con la naturaleza, pero creo que debe ir más allá.
Esta es la idea que tiene el jinen, vivir como naturaleza que ya somos, olvidarnos de un tipo de dominio sobre la naturaleza o un tipo de convivencia con la naturaleza, como si fuese algo posible. Por ejemplo, cuando vas en el bosque y te encuentras una colmena de abejas, esas formas perfectas del mismo tamaño y que todas van trabajando, todos produciendo la miel, una organización perfecta. Cuando ves esto te pasa por la mente, “qué bonita es la naturaleza”, pero no piensas que se trata de una obra de arte o de ingeniería. Pero al ver un edificio, un puente, una presa, construida por el ser humano, ya no la consideramos una obra de la naturaleza, sino un artífice, un concepto totalmente independiente. Pero, ¿por qué no consideramos lo que hacemos los humanos como producto de la naturaleza, cuando somos parte de la naturaleza?
Quizás ahora nos preguntamos, cómo podemos llegar al Jinen, o cuál es el ideal, porque no se trata solo de decidir que hoy ya soy parte de la naturaleza. En Japón se habla de todo un proceso sencillo en concepto, pero complicado en implementación. Todo empieza con algo similar al ambientalismo o ecología tradicional, cómo podemos cuidar de la naturaleza, cómo podemos restaurar la naturaleza, que si el calentamiento global, y todo estos temas que nos hemos ido acostumbrando en la sociedad moderna, pero que por desgracia nos presentan distanciados con la naturaleza. Hablamos de estos temas como si no nos involucraran, como si estuvieramos en una gran posición de poder, ajena, superior, desde la cual podemos reparar o romper el sistema.
“Reparar” el daño causado, limitar el abuso específico, solo atrasa relativamente el siguiente catástrofe. Hoy es el calentamiento global, pero ¿realmente nuestra forma de vida, los cambios que proponemos, están dirigidos a evitar daños en otros puntos que en este momento no nos parecen urgentes? Nuestra mentalidad de dominar nos impide ver desde nuestra posición real, dentro de la naturaleza. Ayudamos al balance, no imponemos nuevos balances.
El concepto de Jinen, el vivir como naturaleza, es una idea que existe en la cultura antigua japonesa, donde la sociedad gusta de admirar las flores, las aves, pasear en las montañas, incluso dedicando un día como fiesta nacional a la naturaleza. Los templos, los pueblos, incluso las primeras ciudades, se construyeron dentro de los límites que impone el balance natural con otros seres vivos, creando esa imagen única que ahora disfrutamos de templos “perdidos” dentro de los bosques en las montañas. La naturaleza no “invadió” el espacio dedicado al bosque, no se destruyó la naturaleza para contruir y luego la naturaleza reconquisto su espacio, sino desde un inicio la construcción fue concebida como el nido de un pájaro, la madriguera de una ardilla, o la cueva de un oso, o sea, como parte de la naturaleza.
Por desgracia, incluso la sociedad japonesa que con tanto cuidado guardó sus tradiciones, se ha perdido mucho de esta conciencia de pertenecer a la naturaleza, nos hemos obsesionado con transformarla solo por el hecho de que “podemos hacerlo”, como algo externo, como si no nos afectara.
Los grandes cambios necesitan empezar con pequeños pasos, y esta no es la excepción. Para esto tenemos una frase que engloba el concepto básico que se conoce como Chisoku, “Ware Tada Taru wo Shiru” (吾唯知足), literalmente “conozco la satisfacción” Esto se refiere a conocer el límite, a “tengo lo suficiente para sentirme satisfecho”, “tengo lo que necesito para vivir”, sin excesos, sin codicia, sin romper el balance natural con otros seres vivos. Así como los leones no cazan por “diversión”, si su necesidad alimentaria está satisfecha, no van cazando gacelas solo porque pueden hacerlo.
El concepto habla sobre cómo, los seres humanos, podemos alterar parte de lo que nos rodea, la naturaleza. No estamos diciendo que la civilización debe quedarse estancada o algo por el estilo, sino que tenemos que conocer los límites de la satisfacción. Existen colonias de pájaros que hacen nidos gigantescos en los árboles y obviamente alteran la naturaleza, muchas veces inclusive dañando partes del árbol. No se diga a un castor, recorta árboles para recolectar ramas para retener parte de la fuerza de un río. Todos los animales impactamos nuestro alrededor, en la naturaleza, pero el problema con el ser humano es que su postura de sentirse superior hace que no sienta satisfacción y empiece el exceso. Ya no sabes que si estás plantando más grano porque lo necesitas para estar satisfecho o porque lo deseas para tener un exceso. Esto lleva a un excedente nacido del temor, que empieza a crecer cada vez más, y esto lo han aprovechado los medios de comunicación masiva. Te dicen necesitas este maquillaje para verte más bonita, necesitas esta ropa para verte más delgada, o necesitas pues estos zapatos para estar a la moda, y crean este miedo en las personas por querer entrar dentro de la sociedad y no quedarse fuera.
Eso es parte de crecer como civilización, no estamos satisfechos con lo que tenemos, por lo que buscamos un poco más, y un poco más, etc., pero no lo estamos haciendo en un modo ni equitativo ni progresivo. Estamos dando saltos gigantescos para tratar de satisfacer a unos pocos que son muy aborazados, mientras que el resto de la población no está ni siquiera recibiendo parte de esos excedentes de satisfacción, ni siquiera están logrando satisfacer sus necesidades básicas.
Ahora, que puedo hacer personalmente para ayudar al cambio social. Para esto tenemos el Naikan, la práctica de meditar, ver dentro de ti cuáles son tus necesidades, qué es lo que necesitas, cómo puedes sentirte satisfecho, por qué te sientes insatisfecho. Esto es un ejercicio que debemos hacer constantemente, ya que si bien existen señales claras que nuestro cuerpo nos dá para satisfacer nuestras necesidades (el sueño, el hambre, etc), otras no son tan claras u obvias. Cuándo debemos dejar de trabajar, cuánto es suficiente dinero para disfrutar mi vida, etc.
Este es un cambio lento, un ejercicio que se debe hacer con paciencia para que estos pequeños pasos o cambios, sean duraderos y consistentes. No es conveniente hacer cambios abruptos para regresar al punto de inicio a los pocos días. La finalidad es encontrar excesos que podemos evitar en nuestra vida, no se trata de no consumir, de no disfrutar, de no transformar, de no desear, sino de hacer las cosas sin exceso. Aprender a satisfacernos correctamente.
A este punto, se completa un círculo. Este proceso nos lleva de vuelta al Jinen, que a su vez nos ayuda a completar el Chisoku, por lo que en cierto modo, reciclamos, reutilizamos y reducimos, los excedentes desde nuestro interior, afectándonos como naturaleza. Y al salvarnos del exceso, estamos salvando la naturaleza, porque somos naturaleza.