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Estatuas de Jizo: antiguos protectores del camino

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Mientras caminas por Japón, es probable que veas pequeñas estatuas de piedra con forma de niños o representaciones de Buda. El tamaño es diferente y, a veces, las caras también son diferentes sin embargo, su identidad real cuenta una historia muy interesante.

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Jizo (地蔵) es la deidad guardiana de niños y viajeros.

Jizo (地蔵), como se les llama en japonés, están hechos a imagen de Jizo Bosatsu, deidad guardiana de niños y viajeros. También se les conoce como el “portador de la tierra“, por lo que las estatuas de Jizo están hechas de piedra, que se dice que tiene un poder espiritual de protección y longevidad que es anterior a las creencias budistas.

Jizo Bosatsu es una deidad amable y paciente, por lo que las estatuas están bien erosionadas bajo el agua de lluvia y cubiertas de musgo. Estas pequeñas encarnaciones de piedra nos saludan a lo largo del camino y nos brindan protección y poder cuando lo necesitamos.

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Estatua de Jizo Bosatsu hecha en madera hacia finales del s. XII.

Y donde hay un Jizo, también puedes encontrar una pequeña torre de piedras cerca.

Otro propósito del Jizo es proteger los espíritus de los niños que han fallecido. Se dice que cuando un niño muere antes que sus padres, no pueden cruzar el río hacia el más allá, por lo que pasan sus días haciendo torres de piedras para ayudar a ganar mérito para sus padres en su propia vida después de la muerte. Sin embargo, los yokai de espíritu mezquino (妖怪) derriban estas torres de piedra todos los días, por lo que los niños deben hacer su torre desde el inicio.

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Piedras apiladas y rehiletes en Sainokawara como oración por los niños que murieron a temprana edad.

Como un acto de bondad, los viajeros construyen torres de piedra frente a un Jizo para reducir su carga de trabajo. Existe un lugar llamado Sainokawara (賽の河原 que es conocido como el “limbo de los niños” y a lo largo del Kumano Kodo, puedes encontrar apiladas miles de piedras frente a la estatua de Jizo, es el esfuerzo realizado por miles de viajeros y padres que perdieron a sus hijos a temprana edad.

El valor de estas torres de piedra no radica solo en su capacidad para ganar crédito por la otra vida; también son una forma de protección. Una vez que se destruyen las torres de piedra, los yokai son libres de cazar a los niños, y es entonces cuando Jizo Bosatsu esconde a los niños debajo de su ropa. Se convierte en su cuidador en lugar de sus padres.

En los meses más fríos, la gente local cuida a los Jizo vistiéndolos con ropas y sombreros rojos, ya que el ayudar a un monje budista es un gesto virtuoso y, nuevamente, se gana más crédito por entrar en la otra vida. El color rojo en Japón aleja las enfermedades y el peligro, por lo que es el color perfecto para una deidad guardiana.

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Por algún tiempo, el hacer una peregrinación hacia Kumano Kodo estuvo destinado a ser un viaje riguroso de salvación espiritual o arrepentimiento ya que Jizo no solo protege las almas de los niños sino también de los viajeros, y se han hecho como monumentos conmemorativos para proteger los espíritus de aquellos que fallecieron antes de que pudieran completar su viaje de peregrinaje.

Si bien las estatuas son pequeñas y pueden parecer insignificantes, es importante reconocer su papel en el sendero, donde ofrecieron aliento y protección a los viajeros cansados. Si tienes una piedra extra a mano, asegúrate de añadirla a una torre de piedra si ves una; el Jizo seguramente te lo agradecerá mucho.